Cuando el proceso de cata de vinos se vuelve rutina, debemos cambiarlo por un método más simple, minimalista.
Cuando te dedicas a la CATA, sea de vinos, aceites, licores, alimentos, perfumes etc, la cata se vuelve rutinaria y hay detalles ínfimos que los puedes pasar por alto, no porque tu quieras sino porque los tienes tan integrados, que en la propia búsqueda de novedades, de nuevas notas, de nuevas sensaciones, pasamos por alto esos que son primordiales para darle carácter, personalidad o autenticidad a algo.
La falta de ilusión llega aunque no queramos a todas las facetas de la cata sensorial, por eso buscamos más, nuevas notas, exóticas, más intensas y por eso traemos nuevos productos del otro lado del mundo… pero seguimos buscando incansablemente algo nuevo.
Ocurre en la moda, en la decoración, en la cata, en la tecnología…
Y le damos vueltas y vueltas buscando algo que nos remueva la ilusión, en algo (en un producto) que ya conocemos, pero todo esto puede girar en una búsqueda de lo POSITIVO O LO NEGATIVO, me explico, hace tiempo que leo varios tipos de catas: las muy positivas con fines comerciales, o las negativas, buscando el defecto del producto, o la comparativa, la comparación con otro producto similar.
Por eso, debemos aprender a hacer una cata minimalista o simple.
DEBEMOS APRENDER A DISFRUTAR DE LO CONOCIDO Y PONERLO EN VALOR
Si una nota/acorde/sabor es muy conocida debemos disfrutarla igual que cuando descubrimos una nueva, pongamos en valor las cosas simples, el aroma de limón, las notas de madera nueva, las percepciones salinas, la fruta de hueso, lo primario.
Los aromas agrestes, tierra mojada, agua de lluvia…
RETO DE LAS CINCO PALABRAS
Os propongo un reto que llevo tiempo practicando y es el de los cinco aromas/olores.
Cuando lleves a la practica la cata de un vino, tienes que definirlo máximo con cinco palabras ¿porqué? Porque esos cinco adjetivos son los que te harán recordar rápidamente un vino.
Si yo te digo: afrutado, frutos rojos, madera nueva, azulados y frescura, seguramente en tu mente aparecen un par de vinos (jóvenes, nuevos, sencillos), un momento, una cata, una cena, un amigo, una experiencia.
Así de simple, podremos recordar muchos aromas/olores/sabores, sin complicaciones, claro está que se puede aplicar a todo tipo de catas sensoriales, aceites, licores, cervezas, alimentos…
La mente del sumiller trabaja así, memorizando lo justo de cada experiencia sensorial, para que cuando a un cliente le pregunte que tipo de vino le gusta, con pocas palabras ser capaz de buscar en su biblioteca mental, la mejor recomendación con esas definiciones.
¿Te apuntas al minimalismo en la cata sensorial?
¿Practicas el minimalismo en alguna de tus facetas de la vida?